
Quedan cuatro días para que Zaragoza se sacuda al ritmo del Vive Latino, y la ciudad ya vibra: carteles gigantes, melómanos paseando camisetas de banda, decenas de locales preparando sus guisos musicales.
Se respira una mezcla deliciosa de nervios y expectativa. Mañana se oyen los primeros ensayos en los escenarios, los técnicos moviendo cables, los focos alineándose para encontrar el ángulo perfecto. En los bares del casco viejo, grupos de amigos debaten qué escenario será “el suyo”, cuál será el grupo encargado de hacerlos saltar sin remedio. Porque ya lo sabemos: siempre habrá un momento imprevisto en la noche que termine convirtiéndose en la postal más intensa del festival.
El Vive Latino de Zaragoza pinta diverso: rock que gruñe, pop que acaricia, ritmos latinos que invitan a olvidarse del reloj. Y también espacios para los descubrimientos: bandas emergentes que luchan por hacerse con su trocito de historia en este fin de semana que se prevé inolvidable. Los food trucks ultiman sus menús: tacos, arepas, ceviches, cervezas artesanas… todo listo para acompañar lo musical.
Todavía estás a tiempo: programa tu ruta, elige los horarios, asegúrate de salud, cargador portátil, esas zapatillas cómodas que tanto importan tras horas de conciertos. Porque cuando todo explote, solo importará gritar, cantar, compartir y bailar. Zaragoza nos espera con los brazos abiertos, el Vive Latino está a la vuelta de la esquina.