La quinta edición del ciclo 1001 Músicas – CaixaBank regaló este jueves una de sus veladas más memorables en el Palacio de Congresos. El recinto se transformó en un salón íntimo, con lámparas y alfombras que dibujaban una atmósfera hogareña para acoger el encuentro entre Sílvia Pérez Cruz y Salvador Sobral, dos voces singulares que hicieron de la complicidad y la emoción sus principales lenguajes.

El concierto, concebido como un diálogo en movimiento, entrelazó composiciones propias con versiones cargadas de historia. Desde las primeras notas de Ben poca cosa tens y El corazón por delante —con la huella de Jorge Drexler— hasta piezas como Hoje já não é tarde o Maruta no choro, el viaje se desplegó en múltiples idiomas y registros.

Uno de los momentos más intensos llegó con Pequeño vals vienés, el poema de Lorca que Cohen convirtió en Take This Waltz y que Morente inmortalizó en Omega. En Granada, tierra del poeta, la interpretación adquirió un peso simbólico que unió tradición, memoria y presente.

El itinerario prosiguió con canciones como Este presente o Muerte Chiquita, donde el público se convirtió en coro espontáneo. En los bises, brillaron Mañana y un final sorprendente con Estragar-me os, precedido de un monólogo teatral de Sobral.

La velada destacó por la riqueza instrumental: guitarras, violonchelo, banjo, mandolina y hasta un acordeón se entrelazaron en un tapiz sonoro lleno de matices. Todo ello en un ambiente cercano, espontáneo y con humor cómplice, que convirtió la noche en una celebración compartida.

La ovación final confirmó lo evidente: más que un concierto, Granada vivió un encuentro de amistad y honestidad artística.