Sin duda esta edición del Leyendas del Rock se recordará sobre todo por la “edición pasada por agua”, y es que si en otras ocasiones ha amenazado con lluvia simplemente, o han caído algunas gotas insignificantes, el cielo se tomó su revancha y nos fastidió la noche del viernes.
Pero vamos a comenzar la casa por el tejado –o la tienda de campaña por montarla, como queráis-, el festival comienza el jueves, que porque sea el día gratuito, no hay que menos preciarlo. Ese día resaltamos las actuaciones de Santelmo, un directo de lo más interesante, Mediana Azahara, que el paso de los años por ellos no se nota en las canciones y siguen dándolo todo, o Nudo, que aunque se están abriendo un hueco poco a poco en este panorama musical, tal vez la afluencia de público se vio algo reducida, o tal vez porque la gente prefería guardar fuerzas para los dos días que se avecinaban.
El viernes no augura nada nuevo, unas nubes bastante oscuras adornan el cielo y nos atormenta por lo que pueda avecinarse (y más tarde se avecinaría). Por motivos de trabajo (hay que mantener el país y esas cosas), llegamos a tiempo para ver a Leo 037, puntualísimos, tanto que casi se nos pasan. Un directo brutal, nada que envidiar a Stravaganzza (ni nada que ver) y sorprendentemente capaces de hacerle frente a un Saratoga del que hablaremos más adelante. Unos músicos increíbles, destacando a Ix Valieri, y por supuesto, la voz de la bestia, Leo Jiménez, que no deja a nadie indiferente. Vinieron dando fuerza y se fueran dejándonos con ganas de más.
Sin darnos tiempo a dejar de cantar las canciones de Leo 037 prácticamente, salen a escenario Panzer. Otros por los que no pasa la edad, directo cañero como el que más y que se demuestra con el público asistente, que a pesar de no ser cabezas de cartel, y ser temprano, tenían más de medio recinto ellos solos. Pero lo que más temíamos, finalmente ocurrió terminando Panzer y empezando Korpliklaani, las primeras gotas comenzaban a dejarse ver en la ciudad de San Javier y más tarde irremediablemente, la tormenta se intensificó, haciendo imposible que continuasen los conciertos. Una autentica pena ver a la gente acampada correr a refugiarse de la lluvia donde podían, mojados hasta la prenda más íntima y defraudados por la cancelación del resto de grupos de ese día. Al menos el ayuntamiento de la ciudad se dignó a ofrecer el polideportivo para que pasaran allí la noche la gente, así como autobuses para el traslado, pero eso no solucionaba las ganas de música que teníamos.
Por suerte el sábado, al llegar al recinto recibimos una buenísima noticia, los grupos cabeza de cartel del viernes habían accedido a quedarse un día mas y a deleitarnos con su directo el sábado, gracias también en parte a que los grupos del sábado accedieron también a acortar su tiempo de actuación por el bien común. Lujuria, Warcry y Obús fueron los elegidos para tocar el sábado, cosa que agradecieron la mayoría de los asistentes.
Lo que el día anterior había terminado por convertirse en una piscina, literalmente –el agua cubría en algunos puntos hasta las rodillas-, volvió a convertirse en el recinto de conciertos, gracias a que las máquinas y operarios se pasaron la noche sacando el agua con bombas y echando más tierra encima.
De nuevo por motivos de trabajo llegamos avanzada la tarde al festival, pero recopilamos información y opiniones acerca de los conciertos que no habíamos podido ver. Leizel espectacular como siempre, Topo no defraudaron a nadie, e Easy Riders nos hicieron vibrar con el heavy en todo su esplendor. Y al fin llegamos a uno de los platos fuertes del viernes que pasaron al sábado, Warcry. Lo dieron todo y más y su público respondió fervormente, lástima que tuvieran ciertos problemas técnicos que no dejaron lucirse del todo al grupo asturiano.
Toca el turno de Saratoga, otro de los grupos más esperados del festival. Se nota la calidad de los músicos, del sonido y que estaban dispuestos a hacer enloquecer al público. Tocaron la mayoría de las canciones de su último disco, pero no podían permitirse dejar en casa temas tan míticos suyos como Perro traidor o A Morir, donde más de uno se dejó la voz cantando.
Otros que jamás faltan a este festival –ni a la mayoría- son Los Suaves. Bueno, ¿Quién no ha visto algún directo de este grupo en los últimos años? Pues si los has visto una vez, no te van a sorprender demasiado en sus conciertos. Suelen llevar el mismo set list casi siempre, así que nada nuevo. Aun así un concierto digno de ellos.
Barón Rojo demostraron porqué eran el grupo más esperado de toda la noche. Su rock incombustible fue capaz de hacer vibrar hasta el último espectador del concierto. Un largo –aunque no tanto como inicialmente debido a los recortes de tiempo- set list que repasó grandes éxitos de toda su carrera. Temas míticos como Los rockeros van al infierno, canción con la que cerraron el espectáculo.
Y el último grupo de los traídos el viernes no podían ser otros que Obús. Los años no pesan para este grupo tampoco y las ganas de hacer buena música no faltaron. Los pocos que aún quedaban con voz terminaron dejándosela en este concierto. Otra ronda de temas míticos que hicieron bailar a los más rockeros del festival y a los no tantos, sin olvidar mencionar unos de los temas más esperados y con el que cerraron su actuación, como es Va a estallar el obús, donde dos pequeñas promesas –de corta edad- se subieron con el vocalista a cantar.
Pero unos son mortales y necesitan comer, descansar y beber –sobretodo-, así que lamentándolo mucho no pudimos quedarnos a ver al grupo que cerró el festival, pero fuimos a hacer una visita al camping donde ya no quedaban secuelas de la lluvia del día anterior y donde la gente celebraba como auténticos fans del rock el fin de fiesta. Ya solo nos quedaba esperar al año que viene y hacer la danza de la no lluvia para no volver a perdernos más grupos en la próxima edición.