Ni una entrada disponible quedó para el momento musical del año en nuestro país para muchos, el único y frenético concierto que The Black Keys ofrecieron el pasado día 28.
La edición de “El Camino”, hace aproximadamente un año, dio un vuelco a la carrera de esta banda americana que pasó de apenas ser conocida a que todos quisiesen disfrutar de ella en vivo.
Los encargados de abrir el escenario del Palacio de los Deportes de Madrid fueron The Maccabees. La banda inglesa hizo un muy buen directo de presentación de su tercer álbum “Given To The Wild”. Lamentablemente durante su actuación el recinto permaneció prácticamente vacío. Fue cuando finalizaron el momento en el que las masas abarrotarían las gradas y la pista.
A las nueve y media aparecían Dan y Patrick, colocándose ambos al borde del escenario. Durante todo momento estuvieron respaldados por dos compañeros, uno a la guitarra y otro al teclado. Y todo comenzó con “Howlin’ For You”, de manera magistral y pasada de revoluciones. De hecho los veinte temas fueron interpretados a más velocidad de lo que lo hacen en el estudio de grabación, lo que los hacía más atractivos si cabe.
El set list se centró en sus tres últimos discos: “Attack & Release”, “Brothers” y “El Camino”. Uno de los momentos de exaltación llegó con “Gold On The Ceiling”, que vino precedida de “Next Girl”, “Run Right Back”, “Same Old Thing” y “Dead And Gone”, a cual mejor.
“Thick Freakness” nos llevó a los inicios de la banda por un momento y con “Little Black Submarines” volvimos al presente. Simplemente perfecta. Y para terminar guardaron la traca: “Tighten Up” y “Lonely Boy”, para las que Dan Auerbach pidió la colaboración del público.
Pero no se quedó ahí, todavía faltaban los bises. Tardaron el volver lo que la majestuosa bola de espejos bajaba para ambientar el pabellón, solo con su luz, la canción “Everlasting Light”. La única que tocaron más despacio que la original. Y finalmente “I Got Mine” con la que cerraron una actuación sublime, quizá de escasa duración, pero que roza la perfección.
